Los policías brasileños ya están acostumbrados a recibir fuego enemigo durante sus operaciones tácticas y la situación parece empeorar cada vez. Un equipo periodístico de la cadena Deutsche Welle Brasil acompañó durante una semana la misión “Río Dourado 2” que tuvo un grado de hostilidad insospechado.

Esta parte de selva amazónica solo está permitida para ser poblada por los indígenas y prohibida para actividades mineras. Sin embargo, los “garimpeiros” (mineros ilegales) dejan a su paso enormes fosas de más de 4 metros de profundidad en medio de las tierras indígenas de Kayapó, en el estado brasileño de Pará.

El río dorado

“Operaciones como (Río Dourado 2) esta llevan meses de planeamiento, y los fiscales llegan sin avisar”, relata la reportera del programa “Futurando“. La misión de las fuerzas armadas es ayudar a la Fundación Nacional de Indio (Funai) a expulsar a los invasores. También interviene en las operaciones el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Ibama).

Entre las improvisadas carreteras que dividen la selva amazónica los agentes del orden detuvieron a un transportista que llevaba 800 litros de combustible para abastecer la maquinaria de la minería ilegal. Como es muy complicado retirar la maquinaria de lugares tan remotos, los fiscales tienen autorización para destruir las herramientas que encuentran aquí. En este caso incineraron el camión que transportaba el combustible y una motocicleta.

Retroexcavadora quemada en operación. Foto: DW Brasil

Retroexcavadora quemada en operación. Foto: DW Brasil

También destruyeron una retroexcavadora valorizada en 500 mil reales (más de US$ 1 millón y medio). Según el reportaje, eliminar este tipo de maquinaria costosa es importante para que los “garimpeiros” desistan en sus actividades ilícitas. Asimismo, procedieron a quemar un campamento minero que encontraron cerca a una improvisada pista de aterrizaje para avionetas. En total, se desmantelaron cuatro transbordadores, dos excavadoras hidráulicas, dos tractores, una moto, un camión, tambores con combustible y campamentos utilizados por los mineros.

Un recibimiento hostil

Mientras los agentes de la Policía Federal seguían las huellas de un vehículo pesado entre la selva, fueron repelidos por una ráfaga de balas. El equipo de policías que seguía la operación desde un helicóptero recibió la mayor parte del daño, donde los disparos dejaron un hoyo en el fuselaje. El piloto del helicóptero admite que siempre están en peligro. Esta vez la muerte pasó a diez centímetros de su cabeza.

Enfrentamiento armado contra mineros ilegales. Foto: DW Brasil

Enfrentamiento armado contra mineros ilegales. Foto: DW Brasil

Wilson Rocha, el jefe de operaciones de Ibama, relata sus actividades usuales combatiendo a los mineros ilegales de oro y el tráfico de mercurio. “En estas áreas nos encontramos con fugitivos de la justicia. Todas estas actividades influyen en los indígenas (que viven cerca a los campamentos ilícitos)”, asegura Rocha, quien antes de empezar el operativo estaba sentado en el sitio de copiloto donde cayó una bala, pero a último momento decidió patrullar en tierra.

El reportaje también muestra la historia de un minero “garimpeiro” que llegó hace una semana a la zona de los nativos Kayapó con toda su familia. Las fuerzas del orden le explican que tiene 5 días para abandonar el lugar. Esta vez los agentes fueron recibidos sin violencia, pero no es siempre así.