La delicada situación de Bolivia con respecto a la minería ilegal se agrava luego de que un dirigente comunal denunciara que efectivos militares armados explotan oro de manera ilegal en el río Solacama desde junio de 2014.

Según afirma el Presidente de la Comisión de Minas y Medio Ambiente de la comunidad Chimasi Central Tacana, Luis Cuentas Loza, en las zonas de Chulumani e Irupana (departamento de La Paz) existe maquinaria pesada sin autorización ni licencia ambiental. Las actividades extractivas ilegales en estas localidades habrían contaminado seriamente el río Solacama.

Minería en zocavón Bolivia. Foto: noticias.lainformacion.com

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El dirigente añadió que quienes explotan el oro, entre ellos algunos militares, pertenecen a la presunta cooperativa Solacama Ltda., que no tendría registro ni autorización del Ministerio del ramo.

“En nuestra última reunión del 30 de octubre, han venido tres uniformados del Ejército  de uniforme camuflado, entre ellos lo hemos identificado a un teniente coronel, tenemos fotografías de la contaminación y los turriles de diésel en la playa”, denunció el dirigente Cuentas Loza.

Cooperativas mineras

Las cooperativas mineras han sido centro de serios cuestionamientos últimamente. Algunas modalidades de trabajo en estas agrupaciones son por lo menos controversiales. Un estudio del Centro de Documentación e Información de Bolivia (Cedib) destaca un modo de operar que reparte las ganancias entre el peón y el socio de la cooperativa: 60% para el minero que trabaja en los zocavones y 40% para el cooperativista.

Cooperativas mineras en Bolivia. Foto: economiabolivia.net

Cooperativas mineras en Bolivia. Foto: economiabolivia.net

En esta modalidad, que es considerado el último estatus de peón, el trabajador minero obtiene entre 700 y 1000 bolivianos al mes (de US$ 100 a 150 mensuales aproximadamente). Con este sueldo el minero también debe comprar su equipamiento y herramientas, lo que reduce aún más sus ingresos.

El informe del Cedib también señala que en las cooperativas de menor escala se encuentran miles de trabajadores no asociados, temporales o en espera de incorporarse a una cooperativa. Ellos trabajan con una paga que no satisface sus mínimas necesidades, con relaciones laborales precarias e informales y ningún tipo de sguridad industrial.

«Son estas características las que ponen en cuestión el sistema cooperativo y demuestran las profundas inequidades al interior de algunas cooperativas, asimilándolo a un sistema empresarial típico, que se sustenta en la explotación de fuerza de trabajo y recursos naturales, en benefcio de pequeños grupos», asegura el informe publicado en 2008.