Una investigación periodística realizada por la cadena Univisión revela las estrechas relaciones entre grupos armados y mineros ilegales en toda Latinoamérica. México, Colombia y Perú son los nuevos bastiones de bandas de crimen organizado que cambiaron el tráfico de drogas por el de metales debido al incremento de su precio mundial en la última década.
El especial Los nuevos narcotesoros, dirigido por el periodista Gerardo Reyes, detalla la transformación y el surgimiento de otros grupos armados que descubrieron el negocio rentable del oro y el hierro ilegales.
Recientemente, este trabajo ganó el premio Ortega y Gasset 2015 concedido por El País en la categoría Periodismo digital.
De acuerdo a la investigación, las zonas de Michoacán en México, el noreste aurífero de Antioquía, Colombia y Amazonas en Perú, han caído bajo el dominio de las mafias mineras, muchas veces coludidas con autoridades locales.
Por ejemplo, “Los templarios”, uno de los grupos criminales que más poder logró en las montañas de Michoacán (México) ha comprendido rápidamente el gran potencial económico de la extracción de hierro en su país, noveno exportador mundial del metal. Se calcula que Los templarios acumularon US$ 1000 millones producto de sus extorsiones.
Luego de las constantes fechorías de Los templarios, un grupo de mineros indígenas se levantó en armas contra los extorsionadores. La guerra parece no tener fin próximo.
EL DESTINO DEL TESORO
Los países que importan en mayor cantidad el oro ilegal no se preocupan por la procedencia de éste y toda la cadena criminal que genera su explotación. «En Estados Unidos hay un importador que le está comprando a un exportador peruano que tiene papeles que aparentan ser legales y ahí se acabó. No hay más preguntas», afirma el analista peruano Miguel Santillana, según recoge Reyes.
Esta situación de caos y constantes guerras por el poder está generando nuevos conflictos sociales. Ya no son las guerrillas contra el Estado, sino organizaciones criminales coludidas con el Estado para tomar parte de las ganancias del oro ilegal. Éste metal precioso que deja un rastro de sangre en Latinoamérica llega a su destino olvidando la devastación que dejó atrás.
“Al final el oro llega a las bóvedas de los bancos suizos y el hierro a los edificios multifamiliares de la China con una documentación que solo indica el país de procedencia, pero el historial de violencia y destrucción que va fundido en los minerales no es motivo de preocupación, de boicots o prohibiciones internacionales como los diamantes de África”, agrega Reyes.
ORO AMAZÓNICO
Al cierre del especial, Los nuevos narcotesoros se ocupa del conflicto entre mineros ilegales y las autoridades peruanas en la selva amazónica. Desde el año pasado el Gobierno de Perú emprendió un plan para destruir la maquinaria que usan los mineros ilegales. En estos operativos participan unos mil efectivos de la Policía, Ejército y la Marina.
Pese al peligro que representa para sus vidas, los mineros ilegales aseguran que no dejarán sus actividades porque no tienen otra opción. “Hay que ser consciente también, que si no tengo la posibilidad de trabajar en otro sitio, ¿con qué crees que cientos de personas que trabajan acá van a mantener a sus familias?” afirma uno de los mineros que niega cometer algún delito y poseer armas.
Las actividades mineras en la selva amazónica han generado toda una cadena económica delictiva a su alrededor: narcotráfico, contrabando y trata de personas. Mientras el Gobierno planea seguir con su plan de interdicciones, los mineros de la zona seguirán depredando los recursos escudados en las pocas oportunidades de empleo.
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